Por Patricia Zapor
Catholic News Service

LA HABANA (CNS) -- La Iglesia Católica que el papa Benedicto XVI visitará del 26 al 28 de marzo es, poniéndolo simple, más.

Desde la visita del papa Juan Pablo II en 1998 la iglesia es más unificada, más pública, con probabilidad de trabajar con el gobierno para lograr metas específicas, más involucrada en proveer ayuda al pueblo cubano, más cómoda en su lugar en la sociedad. Sus obispos, sacerdotes y laicos, aunque todavía son cautelosos de no empujar la tolerancia oficial demasiado, están más confiados al enseñar la fe de una manera en que creen que pueden formar el futuro de toda Cuba.

Sobre todo, es más esperanzada.

En entrevistas y conversaciones casuales con Catholic News Service a mediados de enero, casi todos, incluyendo los no creyentes, en los lugares que el papa Benedicto visitará expresaron esperanza por lo que su país pueda activar. Las personas dicen que vieron cambios importantes la última vez que el papa visitó Cuba y que tienen esperanzas por lo que este viaje pueda traer.

Ellos hablaron de un pueblo cubano en todo el mundo unificado por la Virgen de la Caridad de El Cobre, La Caridad, como es cariñosamente llamada. La parada del papa Benedicto en Cuba ha sido descrita por los obispos cubanos como una peregrinación personal para compartir las celebraciones de este año del 400mo aniversario de La Caridad.

“Es una bendición para todos los cubanos”, dijo Juan Alberto Alba, cuyo ahijado infante es uno de los 13 bautizados el 11 de febrero en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad de El Cobre, la cual el papa visitará el 27 de marzo. “En el pasado era malo ser católico, pero la fe ha crecido”.

“La iglesia cubana es una iglesia de esperanza”, dijo monseñor Ramón Suárez Polcari, canciller de la Arquidiócesis de La Habana. Ese sentido de esperanza se ha tornado más obvio durante los pasado años.

Eso ha sucedido en maneras de bajo perfil, tales como el crecimiento de misiones caseras y la ampliada presencia de Caritas, la agencia de la iglesia para desarrollo y socorro. Entre los eventos de más alto perfil, un seminario abrió fuera de La Habana en 2010, el cardenal Jaime Ortega Alamino de La Habana medió la liberación de más de 50 presos políticos y procesiones y servicios de oración en todo el país han atraído millares de personas a rendirle homenaje a una estatua de la patrona de la nación.

Nuevos esfuerzos eclesiásticos incluyen el primer programa de maestría en Administración Comercial en el país, solamente un ofrecimiento en el Centro Cultural Padre Felix Varela Cultural Center que todavía no ha abierto del todo. Este llena una brecha educativa en un país donde solamente durante los pasados meses se ha permitido que individuos sean propietarios de sus propios negocios y pocas personas tienen el trasfondo necesario para operar uno.

Roberto Veiga González, editor de Espacio Laical, ampliamente respetada revista para el laicado publicada bajo el auspicio de la Arquidiócesis de La Habana, dijo que “todos los días la iglesia está más integrada a la sociedad”.

El catolicismo es “un punto de referencia moral y religiosa para muchos segmentos de Cuba, aun cuando estos no sean católicos. El catolicismo es parte de la cultura cubana”, él dijo.

Veiga explicó que en reuniones del siglo 19 “la nación cubana comenzó a ser soñada en el seminario católico”. Así que es natural que la iglesia esté teniendo un rol en ayudar a traer cambios ahora creando un ambiente para el diálogo. Ese seminario ahora aloja el Centro Cultural Varela, programa eclesiástico que tiene la intención de ser un lugar donde todos los cubanos compartan la cultura y el diálogo.

Aunque el optimismo es palpable, la imagen no es uniformemente rosada.

Cada día la vida es una lucha para la mayoría de las personas. Los salarios son bajos, el salario básico es aproximadamente $20 mensuales. El alimento y otros recursos son a menudo escasos y costosos. Pocas personas tienen acceso a los costosos, y malos, servicios de Internet y telefonía móvil. El gobierno controla cuáles noticias entran y quién puede salir del país. Mucha gente pasa tiempo en la cárcel por criticar el gobierno.

Aunque la iglesia estima que entre el 60 y el 70 por ciento de los cubanos es católico, la asistencia la Misa semanal continúa baja, en un solo dígito como porcentaje de la población. La mayoría de los niños son bautizados pero muchos menos reciben otros sacramentos. Sin embargo, los funerales católicos son populares.

Tanto ha cambiado acerca de la actitud hacia los católicos desde 1992, cuando el gobierno eliminó su designación oficial como ateo, que hasta la biografía del presidente Raul Castro en Wikipedia denomina su religión "católico romano, exateo".

Pero una serie de encuestas realizadas para la iglesia entre el 2002 y el 2003 como parte de las preparaciones para un plan pastoral encontró que el 75 por ciento de los católicos practicantes no estaban familiarizados con el encuentro eclesiástico de 1986, que es considerado un momento decisivo para el estilo pastoral de la iglesia cubana.

Gustavo Andújar, director cultural del Centro Cultural Varela, programado para abrir completamente el año próximo, dice que eso significa que tres cuartas partes de los católicos practicantes “no son católicos ‘históricos’, sino recién llegados, con poca formación y sin un profundamente arraigado sentido de pertenencia a la iglesia”.

Para la iglesia ha sido cuesta arriba desde poco tiempo después que Fidel Castro tomara el poder en 1959. Las propiedades eclesiásticas fueron confiscadas, muchos clérigos y activistas religiosos fueron encarcelados o expulsados y las escuelas religiosas fueron cerradas.

Veiga dijo que las políticas del estado contra la religión pusieron la iglesia “muy, muy baja en la jerarquía social. En mi opinión eso ayudó a la iglesia porque esta tuvo que aprender a hacerse más integrada en la sociedad, a reconectar con su base”.

Durante más de cuatro años el arzobispo Dionisio García Ibáñez de Santiago de Cuba, presidente de la conferencia episcopal cubana, ha estado planificando el 400mo aniversario de La Caridad con la esperanza de unir los cubanos de la isla y aquellos de todo el mundo.

"A Jesús por María, La Caridad nos une" es el tema del aniversario. Los cubanos lo están tomando en serio. Multitudes mayores que lo esperado se reunieron el año pasado según una estatua de La Caridad viajaba por toda Cuba para servicios de oración, Misas y procesiones.

Eso jamás hubiera sido escuchado antes que el papa Juan Pablo visitara. Solamente después de su viaje fue que gobierno permitió servicios de Pascua al aire libre, por ejemplo. Desde entonces la iglesia ha empujado, lenta y establemente, para tener más espacio en la sociedad.

 Con la llegada del papa Benedicto la gente tiene altas esperanzas de cambio: más libertades individuales, más apertura al mundo quizás.

Hay, por supuesto, fieras diferencias de opinión en cuanto a cuál debe ser la dirección de Cuba. Los cubanos aquí y en el extranjero argumentan sobre los méritos del embargo comercial estadounidense de 50 años, sobre si protestas y disensión son pasos productivos hacia el cambio, sobre si hace más daño que bien que los ciudadanos estadounidenses visiten bajo las nuevas cláusulas de intercambios culturales y sobre si los obispos cubanos han tomado el camino correcto al entrar en diálogo con el gobierno de Castro.

La visita del papa Benedicto bajo este ambiente, dijo Veiga, se trata de demostrar la cercanía del pueblo cubano con el papa y la iglesia universal.

Él dijo que será un momento para demostrar que la Iglesia Católica "no está buscando poder, sino estar con su pueblo, hombro con hombro con aquellos que sufren y estar hombro con hombro con aquellos que pueden cambiar la situación de modo que menos personas sufran".     

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