Por: Obispo Gerald Kicanas, - Presidente, Junta Directivade Catholic Relief Services (CRS)

Obispo Gerald F. Kicanas de Tucson. Photo courtesy CRS. A finales de este mes, tendré el privilegio de viajar con varios hermanos obispos de los Estados Unidos para reunirnos con Su Santidad el Papa en su visita a Cuba.El Papa Benedicto XVI sigue los pasos de su antecesor Juan Pablo II, el primer pontífice en visitar Cuba, en 1998. En esta ocasión, nuestro Santísimo Padre viene como un "peregrino de la caridad" para celebrar con la Iglesia en Cuba el 400 aniversario del descubrimiento de la imagen de Nuestra Señora de la Caridadde El Cobre.

El Papa Benedicto XVItiende la mano a un país, a menudo aislado, con una historia de discordia con nuestro país. Su presencia en Cuba enviará el mensaje de que todos formamos parte de una sola familia humana, llamada a vivir en paz, a pesar de nuestras diferencias políticas.

A través de los años, la Iglesia en los Estados Unidos ha llegado en silencio al pueblo cubano a través del trabajo humanitario de Catholic Relief Services (CRS), así como a la Iglesia en Cuba por medio de la Colecta para la Iglesia en América Latina. Comopresidente de la junta directiva de CRS, conozco un poco acerca de la asociación entre CRS y la Iglesia en Cuba.

Con demasiada frecuencia, Cuba ha llevado la peor parte de la temporada de huracanes en el Atlántico. CRS ha permanecido con su socio de la Iglesia, Cáritas Cubana, en el envío de alimentos, medicinas y otros suministros de emergencia. Cáritas Cubana también brinda apoyo a algunos de los más vulnerables, tales como las personas de la tercera edad y niños con discapacidad.CRS ha fortalecido, en silencio pero consistentemente, su habilidad para satisfacer las necesidades de estos grupos a través de sinceros actos de caridad.

En mi opinión, el espíritu de esta alianza entre Cuba y los Estados Unidos se refleja en las palabras de Mario González, director de Cáritas Cubana en Camagüey.En 2006, esta parte de la isla se vio afectada por fuertes inundaciones y CRS trabajó con fondos de la Arquidiócesis de Indianapolis para el envío de suministros vitales. "Sólo Dios sabe cuán profundamente agradecidos estamos por este gesto de hermandad de aquellos que, aunque se encuentran lejos, están unidos a nosotros a través de la misma fe y el amor de Jesucristo", expresó González en aquel momento.

Creo que la visita de Su Santidad a Cuba fortalecerá estos lazos. Por favor, compartan mi oración que desde los inicios de la ayuda humanitarialos católicos cubanos y estadounidenses lleguen a compartir de manera más estrecha vínculos de amistad; que enriquezcan su vida y fe entre sí; y que gocen de la apertura a la que los buenos vecinos están llamados.