Mary McClusky

12 de enero de 2018

Muchaspersonas reflexionarán a medida que nos acercamos al 45o aniversario de Roe vs. Wade, la decisión de la Corte Suprema que legalizó el aborto durante todo el embarazo. Es un buen momento para considerar los esfuerzos pasados y de qué manera continuamos construyendo una cultura de la vida. Antes, nos enfocábamos en el niño destruido por el aborto. Luego aprendimos cuál es la mejor manera de alentar y apoyar a las madres que tienen un embarazo inesperado. Al mirar al futuro, tenemos que considerar también a otra persona que necesita más atención y asistencia: el padre.

Los padres de los niños en el vientre materno no tienen derechos jurídicos reconocidos. En algunos casos, un padre no sabe de la existencia de su hijo o no se le da la oportunidad de intervenir cuando una madre considera abortar. La sanación después de un aborto es complicada también para los padres, como lo es por los que fueron afectados por un aborto. En la novena "9 Días por la Vida" del 22 de enero pedimos "Que los que lloran a un bebé a causa de un aborto encuentren consuelo y sanación en Cristo." (Para participar, visita www.9daysforlife.com.) Este ejercicio de oración reconoce que cuando un niño muere a causa de un aborto, muchos sienten la pérdida y el dolor, incluido el padre.

Los anticonceptivos, la pornografía, el divorcio sin culpa, el abuso sexual, la violencia doméstica y muchos otros males de la sociedad también contribuyen a la crisis de la paternidad en la sociedad y tienen relación con el aborto. Nuestra sociedad a menudo condiciona a los hombres a ver a las mujeres como objetos y a pensar que el sexo es poco más que una aventura en la que se procura el placer. Cuando un hijo se concibe en este modo de pensar, en vez de en una relación exclusiva y permanente entre esposo y esposa, la madre y su hijo por lo general sufren. En muchos casos, se abandona a la madre y se destruye al hijo.

Al reconocer el papel único de los padres, resaltamos más eficazmente la humanidad del niño por nacer. También afirmamos el matrimonio—lo que San Juan Pablo II llamó el "santuario de la vida"—que más eficazmente acoge a niños en el mundo. Y damos testimonio de la función crucial del padre en la crianza de los hijos. La consideración de la función del padre es importante para las actividades a favor de la vida.

Algunos podrían afirmar que fomentar la masculinidad y la paternidad daña el potencial de la mujer para actuar y su autonomía personal; sin embargo, estas falsas dicotomías pueden distraernos de la verdad de que el hombre y la mujer fueron creados para "unirse" entre sí (Génesis 2,24) en el matrimonio y depender uno del otro para el apoyo en la vida familiar. La auténtica masculinidad y paternidad están a favor de la mujer y a favor de la familia.

Mientras consideramos las futuras actividades a favor de la vida, es clave que consideremos la colaboración en las iniciativas de la paternidad para promover la castidad, la vida familiar y la justicia social. Los programas que desarrollan la masculinidad auténtica y apoyan el crecimiento de los hombres en la santidad son populares en muchas diócesis. Los Caballeros de Colón ofrecen la iniciativa "Padres para siempre" para hombres, parte crucial de su programa más amplio "Para construir la iglesia doméstica".

Considera el ejemplo de José. Abrazó su función de esposo y padre en circunstancias muy difíciles y desafiantes. Recemos por su intercesión en nuestros esfuerzos para fomentar la paternidad y promover una cultura de la vida, durante los "9 Días por la Vida" y durante todo el año.

Mary McClusky es subdirectora para el Desarrollo del Ministerio Proyecto Raquel en el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de obispos católicos de los EE. UU. Para recibir ayuda confidencial después de un aborto, visita www.esperanzaposaborto.org o hopeafterabortion.org.