Anne McGuire
22 de mayo de 2015
En medio de los muchos ataques a la vida humana que vemos hoy en día, se nos llama a ayudar a establecer una “cultura de la vida” que se centre en comprender que cada uno de nosotros es profundamente amado por Dios, ha sido creado para estar a su lado y recibió la redención por la muerte y Resurrección de Cristo. Podemos votar de una manera que sea coherente con el respeto por la vida, participar de los servicios del Mes Respetemos la Vida en octubre y de reuniones como Marcha por la Vida en enero. Pero ¿podemos hacer alguna otra cosa?
Establecer una cultura implica más que rezar ocasionalmente, rendir culto o participar en reuniones, y no puede reducirse a acciones aisladas o creencias privadas. Nuestra vida diaria debe basarse en la comprensión de que cada persona ha sido creada a imagen y semejanza de Dios. Fomentar una cultura de la vida requiere obras de sacrificio que afirmen la vida cada día.En primer lugar y ante todo, podemos acudir a Dios en oración. Quizás nos sintamos tentados de pasar por alto la oración argumentando: “Sé que puedo rezar pero ¿qué puedo hacer para que haya un cambio?”. Sin embargo, San Juan Pablo II escribió en su encíclica sobre cómo promover la cultura de la vida: “Jesús mismo nos ha mostrado con su ejemplo que la oración y el ayuno son las armas principales y más eficaces contra las fuerzas del mal (cf. Mt 4,1-11)”, (Evangelium vitae, 100). Los obispos católicos de EE. UU. nos invitan a rezar pidiendo la protección de la vida a lo largo del año.
Por ejemplo, se nos invita a participar anualmente en los “9 Días por la Vida”, un tiempo especial de oración durante los días cercanos al aniversario de Roe versus Wade en enero. A lo largo del año, también se envía mensualmente un correo electrónico con devociones a quienes se han suscrito para recibir la novena (www.9daysforlife.com). Además, podemos unirnos a cientos en la campaña de oración de los obispos: Llamado a la Oración por la Vida, el Matrimonio y la Libertad Religiosa. Visite www.usccb.org/reza para mirar el video promocional en la parte inferior de la página y suscribirse a correos electrónicos o mensajes de texto semanales con intenciones.
En segundo lugar, podemos informarnos sobre lo que sucede en asuntos de vida en el ámbito nacional y local, y obrar en consecuencia. El Secretariado de Actividades Pro Vida de los obispos católicos publica mensualmente un boletín de noticias digital sobre temas, personas, acontecimientos, materiales, oraciones y esfuerzos pro vida que buscan respetar la vida humana y que circulan por toda la nación. Considere suscribirse para recibir materiales pro vida de la USCCB en www.usccb.org/prolifesubscriptions.
En tercer lugar, podemos obedecer las palabras del Papa San Juan Pablo II: “La celebración del Evangelio de la vida debe realizarse sobre todo en la existencia cotidiana, vivida en el amor por los demás y en la entrega de uno mismo. […] Está el heroísmo cotidiano, hecho de pequeños o grandes gestos de solidaridad que alimentan una auténtica cultura de la vida”, (EV, 86). Esto implica rezar una breve oración por una persona sin techo a la vereda del camino que recibe cuidados por parte de un paramédico. Implica responder con compasión y bondad a los seres queridos que enfrentan un embarazo inesperado o luchan por apoyar a una persona cercana que agoniza o está enferma. También implica renunciar a una taza de café para donarle ese dinero a un banco de comida.
Se nos llama a cada uno a establecer una cultura de la vida, simplemente debemos descubrir cuál es nuestra manera singular de hacerlo. Con ayuda de Dios, podemos abrir los ojos a las innumerables maneras en que podemos promover esta cultura en nuestra vida diaria.
Anne McGuire es directora adjunta de educación y difusión del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la USCCB. Para más información sobre las actividades pro vida de los obispos, visite www.usccb.org/prolife.
Únase a los obispos en su Llamado a la Oración por la Vida, el Matrimonio y la Libertad Religiosa visitando www.usccb.org/reza.
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