HHS echa sal a mi herida

Mary McClusky

30 de marzo de 2012

Después de muchosaños frustrantes de buscar respuestas a varios síntomas de mi salud, me diagnosticaron un desorden hormonal cuya causa aún se desconoce.  Después de cuatro años de matrimonio, finalmente acepté la dolorosa realidad de que quizás nunca quedaré embarazada ni daré a luz a un hijo que tenga la inteligencia y el corazón generoso y amoroso de mi esposo. El reciente mandato federal del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) que me obligaría a pagar los anticonceptivos y esterilizaciones de otras mujeres como parte de la orden de "servicios preventivos" de la nueva ley del sistema de salud echa sal a mi herida.

La atención de la salud se trata de sanar y devolver al cuerpo su bienestar y correcto funcionamiento. La esterilización, los abortivos y los anticonceptivos comunican el mensaje irracional que el estado saludable y natural de fertilidad es algo malo y enfermo. Mutilar órganos sanos y distorsionar los niveles hormonales naturales con el fin de evitar un embarazo no tiene nada que ver con la prevención y el tratamiento de enfermedades. La anticoncepción promueve una visión empobrecida del cuerpo de la mujer y del don de su fertilidad. En una afrenta al designio de Dios para el amor y la vida porque a propósito separa la unión amorosa de una pareja casada de su capacidad de estar abierta a la vida. Dios tejió a la humanidad en una complejidad increíblemente delicada pero espléndida. Debemos celebrar y proteger la capacidad de las mujeres de unirse con sus esposos para convertirse en cocreadores con Dios.

A pesar de que los católicos y otras personas reconocen que los anticonceptivos hormonales pueden dañar el cuerpo de una mujer, sus relaciones y su alma, la decisión  personal de usar anticonceptivos no es una cuestión de política pública que actualmente se debate. Los obispos objetan el mandato de HHS principalmente porque viola la libertad religiosa y los derechos de conciencia forzando a todos los que objetan de manera consciente estas drogas y procedimientos, sean religiosos o no, a pagarlos contra su voluntad.

Los obispos católicos reconocen que un mayor acceso a los anticonceptivos no reduce, y a menudo aumenta, los abortos. También objetaron la versión final de la nueva ley del sistema de salud porque asigna miles de millones de dólares de una nueva financiación que evade leyes con vigencia de muchos años contra la financiación federal del aborto.

El mandato sobre anticonceptivos del HHS es un paso peligroso hacia obligar a todos a que tengan un seguro médico para el aborto. Los obispos piden que se anule el mandato.

En lugar de menospreciar su capacidad natural de aceptar niños amorosamente de Dios por medio del uso de anticonceptivos o esterilizaciones, se alienta a las mujeres casadas que usen la Planificación Familiar Natural (PFN) como forma de cooperar con el plan de Dios para el tamaño de la familia. La PFN promueve la paternidad y maternidad responsables trabajando con el ciclo natural de fertilidad de la pareja. Es una manera sana y moralmente aceptable de espaciar o retrasar el don de los hijos. La PFN también puede usarse para lograr un embarazo, y es una herramienta útil para ayudar a identificar desequilibrios hormonales y otros problemas de salud.

Las mujeres no tienen que sentirse alejadas, sino más bien honradas y protegidas por la visión católica de la sexualidad y la reproducción. La Carta Apostólica de San Juan Pablo II "Sobre la dignidad y la vocación de la mujer" (1988) presenta una visión de la función única de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. La Iglesia llama a las mujeres a usar sus dones particulares para glorificar a Dios.

Aunque tal vez tenga que soportar el dolor de no tener hijos, me siento alentada por el valor de la Iglesia en defender mi libertad para vivir mis creencias sin la interferencia y control del gobierno. Para saber más sobre cómo fomentar y proteger los derechos de conciencia y la libertad religiosa, visite www.usccb.org/conscience.


Mary McClusky es coordinadora de proyectos especiales del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para más información acerca de las actividades pro vida de los obispos, visite www.usccb.org/prolife