Más allá de Gosnell

Deirdre A. McQuade

24 de mayo de 2013

El pasado 13 de mayo, el Dr. Kermit Gosnell abortista del oeste de Filadelfia fue declarado culpable de 237 crímenes. Entre las convicciones había tres casos de homicidio en primer grado de bebés que nacieron vivos durante el procedimiento de abortos tardíos, un caso de infanticidio y uno de homicidio involuntario de una paciente que murió debido a complicaciones causadas por la anestesia administrada por una enfermera sin licencia. El día después de la convicción, el Dr. Gosnell fue condenado a cadena perpetua.

Las convicciones del Dr. Gosnell han dirigido la atención de todo el país a la brutalidad del aborto. Al igual que el debate sobre el aborto de nacimiento parcial que comenzó a mediados de la década de 1990, el juicio al Dr. Gosnell es otro momento que nos abre los ojos. El apoyo a la licencia ilimitada para abortar ha disminuido desde entonces, en parte porque la gente llegó a entender lo horripilante que es el aborto.

Los hechos aberrantes en la “Casa del horror” del Dr. Gosnell son, por supuesto, la punta del témpano de hielo. Tanto las personas pro vida y los que se describen a sí mismos como pro opción lo saben. Los defensores del aborto públicamente acogieron la condena, tratando de distanciarse de la realidad brutal del aborto en embarazos avanzados. A pesar de la atención que se les dio al juicio y a la condena, las cuestiones subyacentes son mucho más grandes que Gosnell.

Obviamente, “legal” no significa “seguro” cuando se trata de un aborto. Además de la pérdida de vidas de nonatos, la vida de las mujeres se puso en peligro en su clínica antihigiénica y con equipo quirúrgico deficiente. Trataba a sus pacientes peor que a animales en muchas clínicas veterinarias. Complicaciones y muertes relacionadas con el aborto ocurren en otras instalaciones asquerosas como la suya en todo el país.

El caso y sus consecuencias plantean muchas cuestiones morales. Por ejemplo, ¿por qué es un homicidio matar a un niño en el preciso momento de dejar el seno materno, pero se considera ‘atención de la salud’ legal cuando el bebé está aún dentro del seno un momento antes? Eso es en efecto discriminación de clase basada en el factor arbitrario de la ubicación del ser humano: ya sea dentro o fuera del cuerpo de su madre. La realidad es que el aborto no es medicina convencional; en verdad, no es atención médica en absoluto, pues no trata una enfermedad sino que solamente quita una vida.

Además, si el aborto en la segunda mitad del embarazo es así de inhumano, ¿cómo deberíamos pensar de los abortos más tempranos? ¿Son diferentes moralmente porque la víctima sea más pequeña, y menos sangre termina en las sábanas y en las tabletas portapapeles? Aunque la instalación del Dr. Gosnell era particularmente espantosa, no hay un desinfectante médico lo suficientemente poderoso para quitar el mal perpetrado detrás de las puertas de las clínicas de aborto. El aborto en cada etapa del desarrollo es un delito contra los nonatos, y una ofensa contra la maternidad.

Que el Señor tenga piedad de Kermit Gosnell, y de todos los que lo ayudaron en la violencia contra las mujeres y sus hijos. Dado que fue sentenciado a prisión perpetua, ahora tiene tiempo de arrepentirse de sus actos atroces y expresar su remordimiento. ¿Sería una osadía esperar que él y su personal puedan convertirse en abiertos defensores de la vida? ¡Pensemos en la conversión de San Pablo de ser un perseguidor de cristianos a dedicar toda su vida a proclamar el Evangelio al mundo! Dios es lo suficientemente misericordioso, amoroso y "grande" para responder a las oraciones más audaces.

Mientras tanto, convirtamos nuestra repulsión por los delitos del Dr. Gosnell en una oleada de apoyo a mujeres embarazadas y a sus hijos indefensos.

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Deirdre A. McQuade es subdirectora de política y comunicaciones en el Secretariado de Actividades Pro-vida, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. La reacción del Cardenal O’Malley al juicio del Dr. Gosnell aparece en www.usccb.org/news/2013/13-095.cfm (solo en inglés). Para informarse sobre el ministerio sanadory  confidencial de la Iglesia para los que se han visto involucrados en el aborto, visite EsperanzaPosaborto.org o HopeAfterAbortion.org.