Segunda Meta: Conectar A Los Jóvenes Adultos Con La Iglesia

Hijos e Hijas de la Luz: Plan Pastoral para el Ministerio con Jóvenes Adultos
12 noviembre, 1996, United States Conference of Catholic Bishops.



Ponerse en contacto con los jóvenes adultos, invitarlos y darles la bienvenida para que participen en la vida y la misión de la comunidad cristiana, la cual proclama a Jesucristo al predicar el Evangelio.

Objetivos

  1. Acercamiento evangelizador: Identificar aquellos lugares donde se congregan los jóvenes y conectarlos personalmente con la Iglesia, escuchando sus preocupaciones, esperanzas y sueños, y acogiéndolos en la comunidad de fe.

  2. Formación de comunidades de fe: Invitar, facilitar y permitir a jóvenes adultos para que participen en la vida de la Iglesia, mediante el culto, la vida comunitaria, las pequeñas comunidades de fe y en los esfuerzos evangelizadores, y dentro de comités, ministerios y movimientos y organizaciones católicas.

  3. Cuidado pastoral: Ofrecer la oportunidad para realizar actividades, visitas y asesoría que respondan a las  necesidades espirituales y de desarrollo de los jóvenes adultos.
Examínendo todo y quédense con lo bueno.
1 Tesalonicenses 5:21

Estrategias para lograr la segunda meta

1.  Acercamiento Evangelizador

Son muchas las oportunidades que afectan la vida de los jóvenes adultos, y éstas deben ser vistas como momentos propicios para realizar un acercamiento evangelizador. Algunas de ellas pueden exigir una variación en el enfoque evangelizador para que éste sea más dinámico, llevando la Iglesia a la comunidad donde se congregan los jóvenes, en vez de esperar que estos hombres y mujeres vengan a nosotros. Otras nos llaman a identificar aquellas situaciones en las que los jóvenes adultos ya están conectados con la Iglesia, como por ejemplo, los programas de preparación sacramental y la eucaristía dominical. Varias estrategias merecen ser consideradas, entre ellas:

  • Inviten a los jóvenes adultos a la vida de la Iglesia por medio de contactos personales, llamadas telefónicas, boletín de noticias, cartas, Internet y por e-mail.

  • Pongan a su disposición materiales en varios idiomas, mostrando sensibilidad a las distintas tradiciones étnicas a fin de alcanzar a los jóvenes adultos de diferentes culturas.

  • Animen a los jóvenes adultos que ya toman parte en actividades eclesiales a que inviten a sus amigos, y a otros de su edad, para que participen en los eventos de la comunidad.

  • Identifiquen aquellos lugares donde se congrega la juventud, tales como centros laborales, centros comerciales, gimnasios, ciudades universitarias, campos deportivos y asociaciones cívicas, y estén presentes en esos lugares de reunión.

2.  Formando Una Comunidad De Fe

Invitación a participar
A lo largo de la historia de la Iglesia, los jóvenes de dieciséis a treinta y tantos años han formado parte de un sector activo en la vida de la Iglesia. Según indican las sesiones que tuvimos con los jóvenes, eso no está sucediendo ahora. Por lo tanto, es importante hacer el esfuerzo de invitarlos y extenderles una bienvenida personal a tomar parte en las actividades eclesiales. Los jóvenes adultos participarán si sienten que la invitación es genuina y que su participación es constructiva. Una vez extendida la invitación, es importante aparear las habilidades y talentos con las necesidades de la comunidad y contar con un plan de seguimiento. Cuando haga ministerio con jóvenes adultos, recuerde lo siguiente:
  • Los jóvenes adultos solteros tienen necesidades y preocupaciones diferentes, así como horarios diferentes a los que ya están casados o son padres de familia.

  • Aquellos que hacen ministerio con jóvenes adultos, incluyendo el personal de la parroquia y los miembros del consejo parroquial, pueden necesitar orientación y  capacitación específicas.

  • La invitación a participar quizás deba repetirse. Los jóvenes adultos pueden dudar de la sinceridad de la invitación debido a alguna experiencia anterior.
Algunas estrategias para invitar a los jóvenes adultos a participar en la comunidad de fe incluyen lo siguiente:
  • Preparen, con los jóvenes adultos, actividades y materiales orientados específicamente a sus necesidades de desarrollo; especialmente grupos de oración y pequeñas comunidades cristianas que valoran el diálogo y las experiencias compartidas en comunidad.

  • Utilicen las reuniones en la comunidad y las encuestas para identificar las preocupaciones de los jóvenes adultos. Pedir a los jóvenes adultos participantes que dialoguen con sus amigos y sus compañeros de trabajo y que los inviten a participar.

  • Acojan e involucren a los jóvenes adultos en la planificación de eventos eclesiales.

  • Brinden la oportunidad a jóvenes recientemente graduados de la universidad o que se encuentren de vacaciones, a reconectarse con su parroquia. Pidan a estudiantes que pasan el verano en casa que ayuden como ministros de liturgia, que trabajen en los programas juveniles, que trabajen de catequistas o que visiten a los enfermos o a los ancianos. Hagan una reunión e inviten a los nuevos graduados y a los fieles de la parroquia para que aprendan más sobre cómo participar en la vida de la comunidad.
Oración y culto que dan vida
La liturgia es una preocupación esencial para los jóvenes adultos y es el lugar de reunión principal dentro de la Iglesia. La calidad de la vida eclesial se ve reflejada frecuentemente en su devoción y en la calidad de su liturgia, ofreciendo un punto de conexión entre fe y vida. Uno de los desafíos para ese punto de conexión es la necesidad de la comunidad de respetar las diversas tradiciones, lenguaje, espiritualidad y piedad de sus muchos grupos étnicos. Frecuentemente los jóvenes adultos hablan de ese poder dador de vida de liturgias buenas y llenas de devoción y del dolor y vacío que sienten cuando participan en liturgias pobres. Ellos nos manifiestan que los ingre-dientes claves para una buena liturgia son: tener una comunidad que les de acogida, que se celebre en el idioma de uno, contar con buena música y unas buenas homilías. Algunas de las estrategias que conectan a los jóvenes adultos con la liturgia son:
  • Animen a los homilistas a enfocar una gran variedad de temas de vital importancia.

  • Inviten a los jóvenes adultos a ser ministros de la liturgia y bríndenles la capacitación necesaria.

  • Sean flexibles y respeten la disponibilidad de su tiempo cuando se desarrollen pautas para su participación en los ministerios litúrgicos.

  • Recuerden las necesidades y experiencias de vida de los jóvenes adultos cuando se preparen las oraciones.

  • Extiendan una invitación especial a los jóvenes de dieciséis hasta los treinta y tantos años para que participen en grupos de oración y reflexión.

  • Recuerden que el culto en casi todas las parroquias es intergeneracional y reúne a solteros, estudiantes y parejas casadas con o sin hijos.

3.  Cuidado Pastoral

La Iglesia cuenta con muchas ocasiones para brindar cuidado pastoral a los jóvenes adultos. En esas ocasiones, es importante ser sensitivos a sus preocupaciones y responder en forma pastoral. Ofrecemos algunas estrategias para el cuidado pastoral de los jóvenes:
  • Capaciten a personas que ofrezcan cuidados pastorales y asesoramiento en las parroquias, ciudades universitarias, en las fuerzas armadas o dentro de organizaciones y movimientos para que estén al tanto de las labores de desarrollo de los jóvenes adultos.

  • Formen un grupo juvenil de apoyo o asesoramiento.

  • Brinden los medios de comunicación adecuados para que los jóvenes adultos que están enfermos en casa o en el hospital, puedan ser visitados por alguien de la parroquia y puedan recibir los sacramentos.

  • Piensen ofrecer, en colaboración con profesio-nales capacitados, programas de participación y prevención para jóvenes adultos víctimas de abuso sexual o de drogas.