Capítulo VII: Elección de la Misa y sus partes

De la Institución General del Misal Romano

352. La eficacia pastoral de la celebración aumentará, sin duda, si los textos de las lecturas, de las oraciones y de los cantos responden adecuadamente, dentro de lo que cabe, a las necesidades y a la preparación espiritual y modo de ser de quienes participan en el culto. Esto se obtendrá adecuadamente utilizando oportunamente la amplia libertad de elección que en seguida se describe.

El sacerdote, por consiguiente, al preparar la Misa, mirará más al bien espiritual común del pueblo de Dios que a sus preferencias personales. Tenga además presente que una elección de este tipo estará bien hacerla de común acuerdo con los que habrán de desempeñar alguna función en la celebración, sin excluir a los mismos fieles en la parte que a ellos más directamente corresponde.

Y puesto que las combinaciones elegibles son tan diversas, es menester que antes de la celebración el diácono, los lectores, el salmista, el cantor, el comentarista y el coro, cada uno por su parte, sepa claramente qué textos le corresponden, y nada se deje a la improvisación. En efecto, la armónica sucesión y ejecución de los ritos contribuye en gran manera a disponer el espíritu de los fieles a la participación eucarística.

I. Elección de la Misa

353. En las solemnidades el sacerdote está obligado a seguir el calendario de la iglesia en que celebra.

354. En los domingos, en las ferias de Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, en las fiestas y memorias obligatorias:

a) si la Misa se celebra con participación del pueblo, el sacerdote debe seguir el calendario de la iglesia en que celebra;

b) si la Misa se celebra sólo con un ministro, el sacerdote puede elegir o el calendario de la iglesia o su calendario propio.

355. Memorias libres:

a) En las ferias de Adviento desde el 17 al 24 de diciembre, así como durante la octava de Navidad y en las ferias de Cuaresma, exceptuados el Miércoles de Ceniza y las ferias de la Semana Santa, el sacerdote dirá la Misa del día litúrgico correspondiente; cuando en alguno de estos días esté señalada una memoria en el calendario general, se puede tomar la colecta de esta memoria, con tal que no sea en Miércoles de Ceniza o en alguna de las ferias de Semana Santa. En las ferias del Tiempo Pascual, las memorias de los santos se pueden celebrar legítimamente de manera integral.

b) En las ferias de Adviento antes del 17 de diciembre, en las ferias del Tiempo de Navidad desde el 2 de enero, y en las ferias del Tiempo Pascual, el sacerdote puede elegir o la Misa de la feria o la Misa del santo, o uno de los santos de los que se haga memoria, o la Misa de algún santo que esté inscrito ese día en el Martirologio.

c) En las ferias del Tiempo Ordinario, el sacerdote puede elegir o la Misa de la feria, o la Misa de una memoria libre que caiga en ese día, o la Misa de algún santo que esté inscrito ese día en el Martirologio, o una de las Misas por diversas necesidades, o una Misa votiva.

Si celebra con el pueblo, el sacerdote ponga cuidado en no omitir habitualmente y sin causa suficiente las lecturas que, día tras día, están indicadas en el Leccionario ferial, ya que la Iglesia desea que la mesa de la Palabra de Dios se prepare con una mayor abundancia para los fieles[141].

Por la misma razón, será moderado en preferir las Misas de difuntos, ya que cualquier Misa se ofrece de igual modo por los vivos y por los difuntos, y en la Plegaria eucarística se contiene el recuerdo de los difuntos.

Donde los fieles tienen particular devoción a una memoria libre de la santísima Virgen o de algún santo, satisfaga su legítima piedad.

Cuando se da la posibilidad de elegir entre una memoria del calendario general y otra del calendario diocesano o religioso, prefiérase, en igualdad de condiciones, y según la tradición, la memoria particular.

II. Elección de las partes de la Misa

356. Al escoger los textos de las diversas partes de la Misa, del tiempo o de los santos, obsérvense las normas que siguen.

Lecturas

357. Para los domingos y solemnidades se señalan tres lecturas, es decir, Profeta, Apóstol y Evangelio, con las que se educa al pueblo cristiano en la continuidad de la obra de salvación, según la admirable pedagogía divina. Estas lecturas se deben emplear estrictamente. En el Tiempo Pascual, según la tradición de la Iglesia, en lugar del Antiguo Testamento, se toma la lectura de los Hechos de los Apóstoles.

En las fiestas se señalan dos lecturas. Pero si la fiesta, según las normas se eleva al grado de solemnidad, añádase una tercera lectura, tomada del Común.

En las memorias de los santos, si carecen de lecturas propias, léanse ordinariamente las lecturas señaladas para las ferias. En algunos casos se proponen lecturas apropiadas, que ponen de relieve un aspecto peculiar de la vida espiritual o actividad del santo. Pero el uso de estas lecturas no es obligatorio, a no ser que lo sugiera la utilidad pastoral.

358. En el Leccionario ferial se proponen lecturas para todos los días de cualquier semana a lo largo de todo el año; por consiguiente, se tomarán preferentemente esas lecturas en los mismos días para los que están señaladas, a no ser que coincidan con una solemnidad o fiesta o una memoria que tenga lecturas propias del Nuevo Testamento, en las que se hace mención del santo celebrado.

Sin embargo, si alguna vez la lectura continua se interrumpe dentro de la semana por alguna solemnidad o fiesta o alguna celebración particular, le está permitido al sacerdote, teniendo a la vista el orden entero de toda la semana, o juntar con las otras lecturas las que se omitieron, o determinar a cuáles textos habrá que darles preferencia.

En las Misas para grupos peculiares, el sacerdote puede escoger algunos textos que sean más apropiados para determinada celebración particular, con tal de que los tome de algún Leccionario aprobado.

359. Existe además en el Leccionario una selección particular de textos de la Sagrada Escritura para las Misas rituales en que va incluido algún Sacramento o Sacramental, o para las Misas que se celebran por diversas necesidades.

Estos Leccionarios se han hecho para que los fieles, oyendo una lectura más acomodada de la Palabra de Dios, puedan llegar a entender mejor el misterio en el que toman parte y sean formados en una mayor estima de la Palabra de Dios.

Por consiguiente, los textos que se proclaman en una celebración han de determinarse teniendo presente no sólo los normales motivos pastorales, sino también la libertad de elección concedida para estos casos.

360. Algunas veces, se proponen dos versiones del mismo texto: una breve y una larga. En la elección entre estas dos formas téngase en cuenta un criterio pastoral. Hay que considerar la capacidad de los fieles de escuchar con provecho una lectura más larga o más breve, como también su capacidad de escuchar un texto más completo que se deberá explicar por medio de la homilía[142].

361. Pero cuando se concede la facultad de elegir entre dos textos ya establecidos, o propuestos como facultativos, se debe tomar en cuenta la utilidad de los participantes; por consiguiente se elegirá el texto más fácil o más adecuado para la asamblea reunida, o se repetirá u omitirá un texto que se asigna a alguna celebración como propio, por otro de libre elección, cuando así lo sugiera la utilidad pastoral[143].

Esto puede suceder o cuando el mismo texto debe ser leído nuevamente en los días próximos, por ejemplo, el domingo y en el día ferial siguiente, o cuando se tiene el temor de que un texto pueda generar algunas dificultades en algún grupo de fieles. Con todo, en la elección de los textos de la Sagrada Escritura, se debe cuidar de no excluir permanentemente algunas de sus partes.

362. Las adaptaciones al Ordo Lectionum Missae contenidas en el Leccionario de la Misa para el uso de las diócesis de los Estados Unidos de América deben ser cuidadosamente observadas.

Oraciones

363. En cualquier Misa, mientras no se indique lo contrario, se dicen las oraciones propias de esa Misa.

En las memorias de los santos se dice la colecta propia o, si carece de ella, la del Común que le corresponde; en cambio las oraciones sobre las ofrendas y la oración después de la Comunión, si no existe una fórmula propia, se pueden tomar o del Común o de la feria del tiempo correspondiente.

En los días feriales del Tiempo Ordinario, además de las oraciones del domingo precedente, se pueden tomar las de cualquier otro domingo del Tiempo Ordinario, o las de alguna de las Misas para diversas necesidades que se encuentran en el Misal. Siempre está permitido tomar de esas Misas únicamente la oración colecta.

De este modo se provee una mayor abundancia de textos, con los que la oración de los fieles se nutre más abundantemente.

Con todo, en los tiempos más importantes del año, esta acomodación ya está prácticamente hecha en las oraciones que se señalan para cada día en el Misal.

Plegaria eucarística

364. La mayor parte de los prefacios con que ha sido enriquecido el Misal Romano miran a que los motivos de la acción de gracias brillen en la Plegaria eucarística con mayor plenitud y a que los diversos aspectos del misterio de salvación se vayan exponiendo con más claridad.

365. Es conveniente que la elección de una u otra de las Plegarias eucarísticas, que se encuentran en el Ordinario de la Misa, se rija oportunamente por estas normas:

a) La Plegaria eucarística I, o Canon Romano, que se puede emplear siempre, se dirá más oportunamente en los días que tienen Reunidos en comunión propio o en las Misas que tienen también su propio Acepta, Señor, en tu bondad; también en las fiestas de los Apóstoles y de los santos que se mencionan en la misma Plegaria; de igual modo los domingos, a no ser que por motivos pastorales se prefiera la Plegaria eucarística III.

b) La Plegaria eucarística II, por sus mismas características, se emplea mejor en los días ordinarios de entre semana, o en particulares circunstancias. Aunque tiene su prefacio propio, puede también usarse con prefacios distintos, sobre todo con los que presentan en forma más resumida el misterio de la salvación, por ejemplo, con los prefacios comunes. Cuando la Misa se celebra por un determinado difunto, se puede emplear una fórmula particular, que figura ya en su respectivo lugar, antes del Acuérdate también.

c) La Plegaria eucarística III puede usarse con cualquier prefacio. Su uso se recomienda los domingos y las fiestas. Pero si esta Plegaria se emplea en las Misas por los difuntos, puede utilizarse una fórmula particular para el difunto, que debe introducirse en su respectivo lugar, es decir, después de Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.

d) La Plegaria eucarística IV tiene un prefacio fijo y da un sumario más completo de la Historia de la Salvación. Se puede emplear cuando la Misa no tiene prefacio propio, y en los domingos del Tiempo Ordinario. En esta Plegaria, por razón de su propia estructura, no se puede introducer una fórmula especial por un difunto.

Los cantos

366. Los cantos establecidos en el Ordinario de la Misa, por ejemplo, el Cordero de Dios, no se pueden sustituir con otros cantos.

367. Para elegir el canto que se intercalará entre las lecturas, lo mismo que los cantos de entrada, de preparación de los dones y Comunión, obsérvense las normas que se establecen en su lugar (cfr. nn. 40-41, 47-48, 61-64, 74, 86-88).

Notas

[141] Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n. 51.

[142] Misal Romano, Ordenación de las lecturas de la Misa, segunda edición típica 1981, Praenotanda, n. 80.

[143] Ibid., n. 81.