Asunto del Corazón: En el Trigésimo Aniversario de Roe v. Wade

Declaración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos en el Trigésimo Aniversario de Roe v. Wade

12 de noviembre de 2002

Cada año, el día 22 de enero, aniversario de la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos que legalizó el aborto en 1973, hacemos una pausa para reconocer esa fecha de alguna manera. Algunos hacen oír su voz, otros participan en marchas; algunos extienden sus manos a alguien, otros educan; otros sencillamente reflexionan. Muchos rezan.

Cada año, por los últimos treinta, los estadounidenses que están a favor de la vida han demostrado que su compromiso no va a flaquear, que sus esfuerzos no van a cesar. Nuestra firme convicción como católicos de que "la vida, desde su concepción, ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado" (Concilio Vaticano Segundo: Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, no. 51) ha sido parte del testimonio constante de la Iglesia desde los tiempos de los apóstoles, y ha inspirado a millones de personas a defender la vida humana en todas las épocas. Ante el telón de una sociedad en la que muchas instituciones influyentes aprueban el aborto legal, el movimiento pro-vida ha ido creciendo año tras año, tanto en número como en vitalidad.

Al reflexionar sobre el trigésimo aniversario de la decisión que legalizó el aborto, expresamos nuestra gratitud a tantas personas que han luchado sin descanso a favor de la vida humana y en contra de esa decisión desde el principio, y que todavía continúan en la lucha. Han visitado a sus legisladores tratando de influenciarlos, han aconsejado mujeres que estaban considerando abortar, y han rezado. Muchos de ellos han tenido que sufrir por sus convicciones a favor de la vida. A la vez, lo que más nos impresiona en este trigésimo aniversario es ver la cantidad de jóvenes que han hecho suya la causa de la vida, y la pasión con que se esfuerzan por esa causa.1  Esta generación vino al mundo en una sociedad ya marcada por el aborto legalizado, y trae un entusiasmo especial al movimiento. Esta es la generación que sabe que ha nacido en una época y en un lugar donde no había ninguna garantía legal de su derecho de nacer.

En Estados Unidos el aborto es una opción legal durante todo el curso del embarazo. Y sin embargo, el aborto es una violación de los derechos humanos de magnitud imponderable, y una atrocidad contra toda la familia humana. Es verdad que la decisión Roe v. Wade –la principal decisión legalizadora del aborto– dio la impresión de crear un derecho al aborto con ciertas limitaciones. Pero la decisión Doe v. Bolton, que la Corte Suprema decretó el mismo día, anuló esas limitaciones al crear una excepción en casos de "salud" –una excepción tan amplia que dados los efectos que ha tenido permite el aborto por cualquier razón y en cualquier momento.2  La falta de límites sobre el aborto legalizado nunca quedó tan clara como en la decisión del caso Stenberg v. Carhart en el año 2000, cuando la Corte Suprema decretó que no se podía restringir ni siquiera la escalofriante operación del aborto por medio del nacimiento parcial. La gran mayoría del pueblo estadounidense queda sorprendida y horrorizada al enterarse de que no existe ningún límite legal verdaderamente efectivo para el aborto. Casi todos se dan cuenta de que las cosas han ido demasiado lejos.3 En unión con muchas personas de otras religiones, luchamos para crear una sociedad que reconozca al aborto como el crimen que en realidad es.

Gran parte de la juventud de hoy comprende la herencia que esta decisión legal les ha dejado. Miran esos treinta años de abortos legales, y lloran por los 40 millones de vidas tronchadas. Saben que en estos momentos uno de cada cuatro embarazos termina en un aborto,4 y se afligen por el mundo que están a punto de heredar. Lamentan el hecho de que cada año tenga lugar cerca de 1.3 millones de abortos, y que miles de esos abortos suceden en el sexto mes del embarazo, o todavía más tarde – cuando el niño podría muy bien sobrevivir si se le dejara nacer.5

Muchos de los que llegaron a la mayoría de edad en la época en que se legalizó el aborto tenían esperanzas sobre lo que se decía que el aborto legal iba a traer: el final de la pobreza y del abuso. ¿Quién no desea el fin de esas cosas?  Pero el aborto legalizado prometía lo que no podía cumplir. Prometió a las mujeres la libertad de participar más plenamente en la sociedad, pero lo que hizo fue robarles sus hijos y partirles los corazones. Infinidad de mujeres han sufrido físicamente, emocionalmente y espiritualmente a causa del aborto, y muchas han hasta perdido su vida.  Muchos hombres también han sufrido por la pérdida de sus hijos, mientras que otros cargan con el remordimiento de haber persuadido a sus esposas, a sus hijas o a sus amigas a abortar un hijo.

Treinta años después que la decisión Roe v. Wade, legalizó el aborto, habrá quien piense que los esfuerzos del movimiento pro-vida han acabado en nada, porque esa decisión todavía es la ley de este país.

Pero pensar así es no ver el corazón del asunto:
  • Hoy se hacen muchos menos abortos cada año, y menos médicos están dispuestos a participar en operaciones abortivas.6
  • Cada vez más estadounidenses se identifican como pro-vida, mientras que el número de los que se identifican como a favor del "derecho a escoger" va disminuyendo notablemente.7
  • La técnica de ultrasonido y otros avances de la medicina nos han capacitado para apreciar mejor la humanidad del niño desde antes de nacer.
  • En estas tres décadas miles de grupos pro-vida, de parroquias individuales, de agencias de servicio social católico, y de centros de recursos para mujeres embarazadas han provisto apoyo y asistencia práctica a miles de mujeres que se encontraban en situaciones difíciles a causa de su embarazo.
  • La mayoría de las legislaturas estatales han pasado leyes para restringir o regular la práctica del aborto y para reducir su incidencia.
Y sobre todo, el movimiento pro-vida desborda con el entusiasmo de la juventud.

¿Por qué vemos tanta energía juvenil en la causa de la vida? Porque los corazones de la juventud están abiertos a la vida, y están llenos de amor a la vida. Las mentes de los jóvenes están abiertas a la verdad sobre el aborto. Sueñan con un mundo sin aborto legal, y ya viven como si ese sueño fuera realidad. Sus pechos están llenos de compasión para los niños no-nacidos, y para las jóvenes confundidas que sufren, y buscan medios para ayudarlas. Muchas personas de la generación anterior lucharon por conseguir el aborto legal, pero en la generación de hoy hay más jóvenes que se dan cuenta que las mujeres merecen algo mejor, y por eso luchan por la verdadera libertad para las mujeres. Nuestra juventud sabe que el futuro está en sus manos, y sus corazones anhelan traer un mensaje de esperanza y de sanación a una cultura que tanto necesita oírlo.

Entre los que defienden el aborto hay muchos que lo defienden a pesar del dolor que el aborto ha introducido a sus vidas, o a veces hasta por ese dolor. Muchas mujeres que contemplan hacerse un aborto piensan que no tienen otra alternativa. Las escuchamos, y comprendemos su sentido de aislamiento y desesperanza. Tenemos que luchar por comprender sus corazones.

Renovamos nuestra oferta de asistencia a toda mujer que esté considerando el aborto. Si estás abrumada por la decisión que tienes que afrontar, si no tienes dinero para el cuidado médico necesario, si no tienes hogar o te falta toda ayuda, sean cuales sean tus necesidades, nosotros te ayudaremos. La Iglesia y sus ministerios, inspirados por la palabra y el ejemplo de Jesús, te ayudarán con compasión, y sin condenarte.

La decisión Roe v. Wade ha dejado tras de sí una estela de corazones heridos. Mediante el "Proyecto Raquel" y de otros ministerios, continuaremos sanando esos corazones doloridos. Quienes recurren al aborto porque se sienten desesperadas muchas veces descubren que la cruel realidad del aborto es más de lo que pueden soportar. Esto es demasiado difícil en un mundo sin Dios, y por lo tanto sin esperanza. Tenemos que llegar a esos corazones y darles esperanza. Esos son los corazones convertidos que acabarán alcanzando el fin del aborto.

La decisión Roe v. Wade no puede permanecer en pie como la ley de esta gran nación, que está fundada sobre la verdad evidente de que todos los seres humanos han sido creados iguales, y tienen un derecho inalienable a la vida. Nos comprometemos, no importa el tiempo que tome, no importa los sacrificios que nos exija, a conseguir la revocación de esta trágica decisión de la Corte Suprema. Alzaremos nuestra voz por la santidad de todas y cada una de las vidas humanas, dondequiera que se vean amenazadas, desde la concepción hasta la muerte natural, y exhortamos a toda persona de buena voluntad a hacer lo mismo. Porque, según nos recuerda Juan Pablo II, "no es posible construir el bien común sin reconocer y tutelar el derecho a la vida, sobre el que se fundamentan y desarrollan todos los demás derechos inalienables del ser humano" (El Evangelio de la Vida, no. 101). La decisión Roe v. Wade tiene que ser revocada.




1  Las personas menores de treinta años están a favor de la protección de la vida en números mayores que los de casi todos los otros grupos por edad. En recientes encuestas de la organización Gallup, un 55% de los adultos menores de treinta años favorecía las restricciones importantes sobre el aborto –un porcentaje mayor que el de cualquier grupo dividido por edad excepto los mayores de 65 años. Véase L. Saad, "Public Opinion About Abortion – An In-Depth Review", at www.gallup.com.

2  La decisión Roe estableció que los estados tenían que permitir los abortos después que el feto era viable siempre que dichos abortos fueran necesarios para conservar la salud de la madre. Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973) at 163-4. La decisión Doe luego definió que el término "salud" incluye "todos los factores – físicos, emocionales, psicológicos o familiares, así como la edad de la mujer – que puedan relacionarse con el bienestar de la paciente." Doe v. Bolton, 410 U.S. 179 (1973) at 192.

3  En una encuesta de CBS/New York Times, en julio de 2000, un 40% de los americanos apoyaron que hubiera limites más estrictos sobre el aborto, y otro 22% dijo que no se debía permitir bajo ninguna circunstancia. Véase L. Saad, en la nota 1 más arriba.

4  Alan Guttmacher Institute, Facts in Brief: Induced Abortion, www.agi-usa.org/pubs/fb_induced _abortion.html.
Ibidem, The Limitations of U.S. Statistics on Abortion, www.guttmacher.org/pubs/ib14.html; University of Wisconsin Medical School, "Chances for Survival," www.pediatrics.wisc.edu/childrenshosp/parents_of_preemies/survival.html.

5  Véase la nota 4 más arriba.

6  Gallup dice que "antes del 1996, era más común entre los estadounidenses el definirse como a favor del aborto que lo es hoy". En la encuesta de Gallup de agosto de 2001, los que se identificaron como "pro-vida" "empataron a los que se identificaron a favor "del derecho a escoger" (46% vs. 46%). Véase L. Saad, nota 1 más arriba.

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