Carta al congreso sobre immigración Marzo 2012

22 de marzo de 2012

Honorable John Boehner
Presidente de la Cámara de Representantes
Washington, D.C. 20515

Estimado Sr. Presidente:

Le escribimos sobre un asunto apremiante que continua surgiendo una vez más como un tema nacional y requiere una acción inmediata del Congreso – inmigración.

Como usted sabe, existe un consenso general de que el sistema migratorio de Estados Unidos está severamente roto y hay necesidad de una reforma integral. En los últimos años los Obispos católicos estadounidenses  han hecho un llamado para reformar las leyes migratorias, apoyando  un balance entre nuestra tradición como nación de inmigrantes que respeta el imperio de la ley. No solo debemos re-examinar estrategias de aplicación y políticas, Sr. Presidente, sino que además debemos renovar otros aspectos del sistema, incluyendo la inmigración legal y la unificación familiar. 

La aprobación de una reforma migratoria integral es ahora más apremiante que nunca, ya que leyes estatales e iniciativas locales a la aplicación de la leyes  están llenando el vacío legal dejado por el Congreso. Como consecuencia esto ha creado un mosaico de leyes y políticas en el país que conducen a la discordia en nuestras comunidades.

De particular interés para nosotros y nuestros hermanos obispos es el impacto que el sistema actual está teniendo en las familias inmigrantes, ya que muchos de ellos tienen al menos una o más personas indocumentadas en su núcleo familiar. El gobierno federal y la ejecución de las leyes estatales conllevan la separación de las familias nunca antes visto en el país, Muchos de los padres están siendo separados de sus hijos que son ciudadanos norteamericanos. Los niños son las victimas inocentes de estas políticas que los deja sin sus padres y sin la oportunidad de vivir una vida más plena y productiva en su país de origen, los Estados Unidos.

Además, leyes estatales en Alabama, Arizona y otros estados han creado ambientes en los que inmigrantes, independientemente de su estado legal, y  funcionarios encargados de aplicar la ley se enfrentan entre si, erosionando la confianza entre los inmigrantes y las autoridades locales. Debido a la falta de acción del Congreso, los tribunales federales se han visto obligado a intervenir para poner fin a su aplicación.

Sr. Presidente, las divisiones entre los ciudadanos estadounidenses y comunidades inmigrantes esta creciendo como resultado de estas leyes migratorias locales y estatales. A menos que el Congreso actué en un futuro cercano, nos preocupa profundamente que estas nuevas leyes sigan desgarrando profundamente en el tejido social de nuestra nación.

Además, ciertas disposiciones de esas leyes podrían afectar negativamente a los ministerios de la iglesia – comedores, refugio de personas sin hogar, hospitales y parroquias – que proporcionas las necesidades y espirituales básicas a las personas que buscan ayuda, independientemente de su estatus legal. Nosotros, junto a otras organizaciones basadas en la fe, no deberíamos estar obligados a verificar la condición migratoria de una persona antes de servirles.

Como pastores de millones de católicos en todo el país, nosotros y nuestros hermanos obispos estamos consientes del sufrimiento humano causado por nuestras deficientes leyes de inmigración, como observamos cada día en nuestras parroquias, programas de servicio social, y centros de salud. También entendemos los retos políticos que enfrenta una reforma migratoria a nivel federal y las divisiones políticas causada por este tema.

La Corte Suprema de Justicia muy pronto escuchara argumentos en el caso de Arizona contra los Estados Unidos, en la que decidirán si el Gobierno federal mantiene plena autoridad para promulgar y aplicar leyes que regulan la inmigración. La Conferencia de Obispos católicos de Estados Unidos (USCCB) presentará un amicus curiae en apoyo del Gobierno federal.

Sr. Presidente, estamos dispuestos a trabajar con usted para ayudar a todos los estadounidenses, así como sus representantes en el Congreso, a comprender la importancia de una reforma migratoria integral, para que los miembros del Congreso se animen a tratar este importante tema – más temprano que tarde. Le instamos a trabajar y encontrar un consenso entre sus colegas para que  una legislación de reforma integral de inmigración pueda ser aprobada por el Congreso tan pronto como sea posible.

Con nuestras fervientes oraciones,

 

Su Eminencia Timothy Cardinal Dolan
Arzobispo de Nueva York
Presidente
Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos
Su Excelencia José H. Gomez
Arzobispo de  Los Angeles
Presidente
USCCB Comité para Asuntos Migratorios