Statement

Declaración Del Día Del Trabajo 2017

Year Published
  • 2017
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  • English

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Reverendísimo Frank J. Dewane
Obispo de Venice
Presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano
Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos
4 de septiembre de 2017


Este Día del Trabajo nos encontramos en un tiempo de kairos, un momento de crisis así como de oportunidad. Durante el último año, el papa Francisco ha llamado nuestra atención a problemas en el mundo laboral que amenazan con  socavar nuestra valoración  de la dignidad de la persona y amenazan la estabilidad de la sociedad. El Papa también nos ha llamado a la acción, basándonos en la verdad sobre la naturaleza del trabajo, cuyo propósito es apoyar el florecimiento de la familia. Como ha señalado recientemente el Santo Padre, el trabajo "viene de aquel primer mandamiento que Dios dio a Adán… Ha existido siempre una amistad entre la Iglesia y el trabajo, comenzando por Jesús trabajador. Donde hay un trabajador, ahí está el interés y la mirada de amor del Señor y de la Iglesia".1

¿Qué ve hoy la "mirada de amor" de nuestro Señor? Sin duda él honra a los padres y abuelos que ofrecen su trabajo como "oraciones dichas con las manos"2 para su familia y su futuro. Por nuestra parte, damos gracias a Dios por la vocación del trabajo, que, cuando es sano, "unge" de dignidad, ayuda a los niños a convertirse en adultos, y fortalece la cooperación entre todas las personas de nuestra sociedad.3  "El hermano trabajo", en palabras del papa Francisco, es formativo y sustentador de toda vida humana y comunidad, y es esencial para nuestra fe.4

La "mirada de amor" de Dios también recibe a todos aquellos que pasan dificultades con el trabajo. La falta de trabajo puede ser devastadora para la persona humana, y puede socavar la solidaridad y desestabilizar la sociedad. "En torno al trabajo se edifica el entero pacto social", dijo el papa Francisco a una reunión de trabajadores siderúrgicos en Génova. "Este es el núcleo del problema. Porque cuando no se trabaja, o se trabaja mal, se trabaja poco o se trabaja demasiado, es la democracia la que entra en crisis, es todo el pacto social".5

La "mirada de amor" de nuestro Señor abarca a los hombres y mujeres que trabajan largas horas sin descanso para proveer por sus seres queridos; a las familias que se desplazan por ciudades, estados y naciones, enfrentándose a los más altos riesgos y a menudo sufriendo grandes tragedias para encontrar mejores oportunidades; a los trabajadores que soportan condiciones de trabajo inseguras, salarios bajos y crisis de salud; y a los que sufren los efectos del racismo en cualquier entorno, incluyendo el lugar de trabajo. Nuestro Señor sabe que, demasiado a menudo, ocultos a la vista del mundo, los sueños de nuestros hermanos y hermanas de una vida mejor se ven destrozados de maneras impensables cuando se convierten en víctimas de la trata de trabajadores, explotados despiadadamente como meros objetos en vez de ser tratados como personas creadas con la dignidad que Dios nos ha dado.

El papa Francisco rechaza los enfoques económicos impulsados por la "cultura del descarte", sistemas que sólo premian el valor comercial y no reconocen otros valores o verdades.6  El Santo Padre conecta la idolatría del consumismo con la subvaloración del trabajo y la erosión del pacto social.7  Aquí, Francisco hace eco de las advertencias de su predecesor, el papa Benedicto XVI, sobre los peligros para la sociedad ocasionadas por las excesivas desigualdades en la esfera económica:

La dignidad de la persona y las exigencias de la justicia requieren, sobre todo hoy, que las opciones económicas no hagan aumentar de manera excesiva y moralmente inaceptable las desigualdades y que se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos… El aumento sistémico de las desigualdades entre grupos sociales dentro de un mismo país y entre las poblaciones de los diferentes países, es decir, el aumento masivo de la pobreza relativa, no sólo tiende a erosionar la cohesión social y, de este modo, poner en peligro la democracia, sino que tiene también un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del "capital social", es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad y respeto de las normas, que son indispensables en toda convivencia civil.8 

Estudio tras estudio muestran que la economía está creciendo y el desempleo está decreciendo, pero los salarios permanecen estancados o están disminuyendo para la gran mayoría de la gente, mientras que un porcentaje más pequeño acopia la nueva riqueza que se genera.9  Las tensiones económicas contribuyen a la declinación de las tasas de matrimonio, al aumento de los nacimientos fuera de los hogares biparentales y a la pobreza infantil. La inestabilidad económica también perjudica a la comunidad de fe, ya que los estadounidenses que han experimentado recientemente desempleo son menos propensos a ir a la Iglesia, a pesar de que estas comunidades pueden ser una fuente de gran apoyo en tiempos difíciles. El uso creciente de métodos anticonceptivos, las tasas de aborto más altas, el mayor abuso de alcohol y drogas y el aumento de la delincuencia están estrechamente vinculados a los traumatismos económicos y sociales. Cuando las condiciones de trabajo poco éticas debilitan el pacto social, la sociedad puede volverse vulnerable a los intentos de usar el temor, y el cuidado y preocupación que nos tenemos unos a otros puede desintegrarse y convertirse en culpa y sospecha.10

Una oportunidad kairos

Entonces, ¿qué debe hacerse? El papa Francisco nos llama a la acción. En su mensaje para la I Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará a finales de este año, el Papa recuerda las palabras de San Juan: "Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras" (1 Jn 3:18). Debemos movilizarnos a la conversión y la acción. 

Seguir a Jesús en solidaridad con nuestro prójimo

El cristiano reconoce que el camino de la reforma no es un programa político o económico.11  El Camino es Jesucristo. La persona humana puede encontrarse con él en la Iglesia. La solución para reparar el daño causado a la solidaridad económica y social comienza con nosotros siguiendo a Jesús más de cerca: para que todos se vuelvan más como el buen samaritano, y para que la Iglesia se vuelva más como el buen posadero, a quien se confía al afligido.12  Francisco señala que esto nos exige "hacernos prójimo" de cada persona necesitada que encontremos, llenos de "esa capacidad de sufrir con el otro".13  Vemos un ejemplo poderoso de esto ahora a lo largo del Golfo de México, donde socorristas, trabajadores de emergencia y rescatistas por igual están actuando como buenos samaritanos con todos aquellos que corren peligro por los impactos del huracán Harvey. Esta es la manera cristiana de desterrar el temor y la culpa en la sociedad: el amor que sufre en apoyo de otro.

Las empresas privadas pueden ser para sus trabajadores una fuerza para fortalecer la solidaridad. El Concilio Vaticano II alentó a las empresas a considerar "promover la activa participación de todos en la gestión de la empresa, según formas que habrá que determinar con acierto". Cuando se toman decisiones que afectan grandemente a los trabajadores y sus familias, "deben los trabajadores participar también en semejantes decisiones por sí mismos o por medio de representantes libremente elegidos".14  La Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD) ha ayudado a la formación de muchas empresas propiedad de sus empleados que proporcionan puestos de trabajo en comunidades donde las oportunidades laborales pueden ser escasas.15

Trabajo que fomenta la cooperación y los lazos sociales

Cuando los trabajadores y el trabajo son honrados debidamente, los lazos sociales de la sociedad se fortalecen. El trabajo no sólo tiene que ver con el crecimiento y desarrollo individual. Cuando el trabajo encuentra su papel propio en la vida de la sociedad, explica el papa Francisco, es el gran maestro de la cooperación y la solidaridad.16  El trabajo diario es una forma de "amor civil" que "hace vivir y saca adelante el mundo".17

Sin embargo, como señalan el papa Francisco y sus predecesores, la desigualdad excesiva amenaza esta cooperación y el pacto social que ella apoya.18  Esto está ocurriendo aunque muchos indicadores económicos muestren un crecimiento continuo en algunos sectores a un ritmo récord. Los líderes empresariales y gubernamentales deben repasar, por lo tanto, el marco moral de la Iglesia sobre cómo equilibrar el papel legítimo de la ganancia en una empresa y las obligaciones morales de pagar un salario justo. Esta enseñanza surgió de la experiencia histórica de la revolución industrial. En las palabras de san Juan Pablo II, la "inaudita y concomitante explotación en el campo de las ganancias, de las condiciones de trabajo y de previdencia hacia la persona del trabajador" propia de la revolución industrial provocó una reacción contra todo el sistema, y "se debe reconocer francamente que fue justificada, desde la óptica de la moral social, la reacción contra el sistema de injusticia y de daño, que pedía venganza al cielo, y que pesaba sobre el hombre del trabajo en aquel período de rápida industrialización". 

Hoy en día estamos en medio de una revolución tecnológica, que ha coincidido con una grave disparidad económica y que amenaza con continuar o acelerarse debido a muchos factores, como la creciente presencia de la tecnología de la automatización en el lugar de trabajo. Una vez más, vemos en muchos lugares las consecuencias de la incapacidad generalizada de pagar un salario justo y honrar la dignidad del trabajo de cada persona. La raíz del problema, que sigue siendo prominente, proviene de un entendimiento erróneo de que "el trabajo humano es únicamente un instrumento de producción", de modo que algunos grupos de empresarios, "guiad[os] por el principio del máximo rendimiento, tra[tan] de establecer el salario más bajo posible para el trabajo realizado por los obreros".20  Un salario justo, sin embargo, no obedece al principio de la utilidad máxima, sino que es "la verificación concreta de la justicia de todo el sistema socio-económico y, de todos modos, de su justo funcionamiento… Tal verificación afecta sobre todo a la familia. Una justa remuneración por el trabajo de la persona adulta que tiene responsabilidades de familia es la que sea suficiente para fundar y mantener dignamente una familia y asegurar su futuro".21  La Iglesia atrae el corazón de un empresario a la verdad fundamental de lo que la empresa debe ser:
la finalidad de la empresa no es simplemente la producción de beneficios, sino más bien la existencia misma de la empresa como comunidad de hombres que, de diversas maneras, buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera. Los beneficios son un elemento regulador de la vida de la empresa, pero no el único; junto con ellos hay que considerar otros factores humanos y morales que, a largo plazo, son por lo menos igualmente esenciales para la vida de la empresa.22 

Cuando un padre o madre —que trabaja a tiempo completo, o incluso que tiene varios empleos más allá del horario normal de trabajo— no puede sacar a su familia de la pobreza, algo está terriblemente equivocado en la forma en que valoramos el trabajo de una persona. Todos los que participan en la determinación de los salarios, en los sectores público y privado, deben asumir esta grave responsabilidad moral, porque de ella depende "la justicia de todo el sistema socio-económico".

Mayor protección legal para los trabajadores vulnerables y "buenos empresarios"

Una manera poderosa de proteger la dignidad de la persona es a través de la ley. Las protecciones legales no pueden resolver todos los problemas cuando la cultura misma también debe cambiar.23  Sin embargo, las protecciones legales y los importantes logros que humanizan el lugar de trabajo son vitales y deben ser apoyados y fortalecidos.

En primer lugar, deben promoverse los derechos legales de los trabajadores a un salario justo a cambio de su trabajo, a la protección contra el robo de salarios, a la seguridad en el lugar de trabajo y la justa indemnización por lesiones en el lugar de trabajo, a la atención médica y otros beneficios, y a organizarse y entablar negociaciones colectivas. Los migrantes y refugiados deben ser objeto de una cuidadosa consideración, incluidas las condiciones que permitan un trabajo digno y protecciones contra la trata. La ley debe también buscar evitar las disparidades salariales en perjuicio de las mujeres y la explotación de cualquier tipo.24  Se deben también fomentar entornos de trabajo que reconozcan y busquen acabar con el racismo y sus efectos. El Comité Ad Hoc contra el Racismo, creado recientemente por la USCCB, se dedicará a abordar el pecado del racismo en toda nuestra sociedad, incluyendo el lugar de trabajo.

En segundo lugar, la ley debe alentar a los empresarios a elegir los mejores intereses de los trabajadores y una cultura sana en vez de la explotación y la conveniencia. El papa Francisco ha dicho que el buen empresario "conoce a sus trabajadores, porque trabaja junto a ellos" y "comparte las alegrías del trabajo, la solución de los problemas, crear algo juntos".25  Este líder encuentra que despedir a alguien es "siempre una decisión dolorosa y no lo haría, si pudiese…  Sufre siempre, y a veces de este sufrimiento nacen nuevas ideas para evitar el despido". Por el contrario, el "especulador" carece de bases morales y "usa, instrumentaliza, 'come' personas… en favor de sus objetivos de provecho". Las empresas pueden ser "amigas de la gente y también de los pobres" cuando son dirigidas por buenos empresarios, pero bajo un "especulador", la economía se vuelve "sin rostros" y "abstracta". Las leyes deben recompensar a quienes recuerdan los rostros de las personas dedicadas a la economía e impactadas por ella, y desalentar la abstracción que conduce a la explotación.

En tercer lugar, los trabajadores deben ser ayudados a conocer y ejercer sus derechos legales. Como ejemplo, la CCHD ha apoyado a la organización Don Bosco Workers de Westchester, Nueva York, que ha lanzado una exitosa campaña para combatir el robo de salarios.26  Las personas que regresan de prisión también necesitan apoyo para comprender sus derechos legales cuando buscan un nuevo empleo. La CCHD ha ayudado a la Sociedad de San Vicente de Paúl en Cincinnati y otros lugares en su labor de encontrar empleos estables y significativos a ciudadanos que regresan de la prisión.27

Comprensión tergiversada del trabajo y de los trabajadores

El papa Francisco nos desafía a confrontar una comprensión tergiversada de los propósitos del trabajo que no reconoce los talentos como dones de Dios. Con tal mentalidad, se vuelve posible justificar indebidamente las injusticias económicas y sociales. El Papa reconoce que "mérito" es "una palabra bonita", pero el mundo moderno puede usarla a menudo "de manera ideológica", lo que "la desnaturaliza y pervierte" cuando se usa para "una legitimación ética de la desigualdad".28  Esta visión es especialmente perniciosa cuando culpa al pobre de ser "desmerecedor".29  Pero este no es el mensaje del Evangelio:

Una segunda consecuencia de la llamada "meritocracia" es el cambio de la cultura de la pobreza. El pobre es considerado un desmerecedor y por tanto un culpable. Y si la pobreza es culpa del pobre, los ricos son exonerados de hacer algo. Esta es la vieja lógica de los amigos de Job, que querían convencerle que fuese culpable de su desaventura. Pero esta no es la lógica del Evangelio, no es la lógica de la vida: la meritocracia en el Evangelio la encontramos en cambio en la figura del hermano mayor en la parábola del hijo pródigo. Él desprecia al hermano menor y piensa que debe permanecer como un fracasado porque se lo ha merecido; en cambio el padre piensa que ningún hijo se merece las bellotas de los cerdos.30 

¡Qué diferente es esta visión falsa de la "mirada de amor" que tiene el Señor para el trabajador! Al seguir al Señor de verdad y con obras, debemos abogar por los que atraviesan un estado de desventura, como hizo el padre del pródigo cuando dejó en claro que su hijo menor nunca podría ser despojado de su dignidad inherente.

El papel crucial de los sindicatos: Profetas e innovadores

El papa Francisco reiteró recientemente el papel siempre esencial de los sindicatos en la sociedad:

No hay una buena sociedad sin un buen sindicato, y no hay un sindicato bueno que no renazca cada día en las periferias, que no transforme las piedras descartadas por la economía en piedras angulares.31 

El Papa expuso dos "desafíos trascendentales" que los sindicatos deben afrontar en el mundo de hoy. En primer lugar, explicó que los sindicatos deben conservar y recuperar su voz profética, que "se refiere a la naturaleza misma del sindicato, a su vocación más verdadera. El sindicato es expresión del perfil profético de una sociedad".32  El sindicato "nace y renace" cada vez que "da voz a los que no la tienen, denuncia al pobre 'vendido por un par de sandalias' (cfr Amós 2:6), desenmascara a los poderosos que pisotean los derechos de los trabajadores más frágiles, defiende la causa del extranjero, de los últimos, de los 'descartes'… El movimiento sindical tiene sus grandes temporadas cuando es profecía".33  Así, el sindicato debe resistir la tentación de "volverse demasiado parecido a las instituciones y a los poderes que, en cambio, debería criticar. El sindicato, con el pasar del tiempo, ha terminado por parecerse demasiado a la política, o mejor dicho, a los partidos políticos, a su lenguaje, a su estilo",34  dijo el Papa. Sin la voz profética, "su acción dentro de las empresas pierde fuerza y eficacia".35

El segundo desafío es la "innovación": si bien el sindicato debe velar por los que están a su cuidado, debe también trabajar por quienes están fuera de sus murallas a fin de innovar y "proteger los derechos de quien todavía no los tiene".36  Los sindicatos son especialmente valiosos cuando hablan en favor del pobre, del inmigrante y de la persona que regresa de prisión.

Recuperar el descanso para la fe y la familia

Cuando los trabajadores no tienen tiempo suficiente para descansar, las familias sufren. También se pierde el tiempo necesario para el crecimiento espiritual y la construcción de una relación con Dios. El papa Francisco ha dicho que es "inhumano" que los padres deban pasar tanto tiempo trabajando que no pueden jugar con sus hijos.37  Seguramente muchos desean más tiempo, pero sus condiciones de trabajo no lo permiten. Como escribió santo Tomás de Aquino: "Así como Dios descansa sólo en sí mismo y es feliz disfrutándose, así también nosotros somos felices sólo disfrutando de Dios. Y así también nos hace descansar en Él mismo de sus trabajos y de los nuestros. Por lo tanto, es correcto que se diga que Dios descansó porque nos mandó descansar a nosotros".38  Una cultura que se obsesione menos con la actividad y el consumo sin fin puede, con el tiempo, convertirse en una cultura que valore el descanso por el bien de Dios y la familia. Los empleadores deben considerar el bienestar total de sus empleados y priorizar las condiciones que los ayuden a prosperar como personas humanas. Los salarios y las horas de trabajo deben apoyar las necesidades fundamentales de las personas para formar y criar familias. Las necesidades espirituales de los trabajadores también deben ser tomadas en cuenta, para que Dios pueda más fácilmente atraerlos a una relación más profunda hacia su propósito último.

Recuperar la sacralidad del trabajo

El trabajo, bien comprendido, puede ser un lugar de gran santidad, dando expresión a los profundos anhelos de la persona humana; cuando la gente puede —y, de hecho, así hace— abrazar el trabajo como una cooperación con el poder creativo de Dios, lo mundano puede hacerse trascendente. Como señala el papa Francisco, muchos encuentros bíblicos entre personas y Dios ocurrieron en el trabajo: "Moisés oye la voz de Dios que le llama y le revela su nombre mientras llevaba a pastar el rebaño del suegro; los primeros discípulos de Jesús eran pescadores y son llamados por Él mientras trabajaban a orillas del lago".39

La noción de que el trabajo es sagrado es esencial, no sólo para comprender nuestro trabajo, sino también para llegar a conocer a Dios mismo; en ninguna parte vemos esto más poderosamente que en la Eucaristía. El Santo Padre nos llama a beber más profundamente de esta idea: "El trabajo es amigo de la oración; el trabajo está presente todos los días en la Eucaristía, cuyos dones son el fruto de la tierra y del trabajo del hombre. Un mundo que ya no conoce los valores y el valor del trabajo, no entiende ya ni siquiera la Eucaristía, la oración verdadera y humilde de las trabajadoras y los trabajadores …"40

Avanzar hacia la restauración

En este Día del Trabajo, entonces, demos gracias a Dios presente ante nosotros en la Eucaristía mientras nos afanamos por obtener nuestra recompensa celestial. Demos gracias por la vocación humana al trabajo, y esforcémonos por hacer que nuestras empresas, nuestras comunidades, nuestra nación y nuestro mundo sean lugares donde la persona humana pueda prosperar plenamente. Y, por último, demos gracias por la oportunidad de encontrar a Cristo presente en los necesitados, junto con los grandes dones que vienen al demostrar cuidado y preocupación por nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, incluyendo aquellos que experimentan gran pobreza en el ámbito del trabajo. Que todos busquemos seriamente adoptar la "mirada de amor" de Dios como propia, para idear y hacer realidad un mundo de trabajo restaurado "de verdad y con obras".

NOTAS

1Papa Francisco, Encuentro con el mundo del trabajo en el establecimiento siderúrgico Ilva, Génova, Italia, 27 de mayo de 2017, https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2017/may/documents/papa-francesco_20170527_lavoratori-genova.html (en adelante "Ilva").
2Ibid.
3Ibid.
4Ibid.
5Ibid.
6Véanse, p. ej., Mensaje del Santo Padre Francisco con ocasión del Encuentro de Movimientos Populares en Modesto, California, 10 de febrero de 2017, https://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2017/documents/papa-francesco_20170210_movimenti-popolari-modesto.html (en adelante "Modesto"); Evangelii Gaudium, no. 53; Laudato si', nos. 122-123.
7Véanse, p. ej., Modesto; Ilva.
8Caritas in Veritate, no. 32 (citando Populorum Progressio, no. 33) (cursiva en el original).
9Véase también Caritas in Veritate, no. 22 ("La riqueza mundial crece en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades. En los países ricos, nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas") (cursiva en el original).
10Véase Modesto.
11Véase, p. ej., Primera homilía del Santo Padre, papa Francisco, 14 de marzo de 2013 ("…podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, algo no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia… ¿Qué ocurre cuando no se edifica sobre piedras? Sucede lo que ocurre a los niños en la playa cuando construyen castillos de arena. Todo se viene abajo"). https://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2013/documents/papa-francesco_20130314_omelia-cardinali.html.
12Véase Modesto.
13Ibid.
14Gaudium et Spes, no. 68.
15Por ejemplo, la CCHD ayudó a apoyar a la cooperativa Opportunity Threads. Véase Duda, John. "How a worker cooperative factory is helping bring textile manufacturing back to North Carolina". Community-wealth.org, 16 de octubre de 2014. https://community-wealth.org/content/how-worker-cooperative-factory-helping-bring-textile-manufacturing-back-north-carolina (consultado el 16 de agosto de 2017).
16Papa Francisco, Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores, 28 de julio de 2017. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2017/june/documents/papa-francesco_20170628_delegati-cisl.html (en adelante, "Sindicatos").
17Ibid.
18Véanse, p. ej., Modesto, Ilva; Caritas in Veritate, no. 32 (citando Populorum Progressio, no. 33).
19San Juan Pablo II, Laborem Exercens, nos. 8, 11 (citando Dt 24:15, Sant 5:4, y también Gén 4:10) (cursivas en el original).
20Ibid.
21Laborem Exercens, no. 19 (cursivas en el original).
22Centesimus Annus, no. 35 (cursivas en el original).
23Véase, p. ej., Laudato si', no. 123 ("No podemos pensar que los proyectos políticos o la fuerza de la ley serán suficientes para evitar los comportamientos que afectan al ambiente, porque, cuando es la cultura la que se corrompe y ya no se reconoce alguna verdad objetiva o unos principios universalmente válidos, las leyes sólo se entenderán como imposiciones arbitrarias y como obstáculos a evitar").
24Véase, p. ej., Ilva.
25Ibid.
26USCCB Department of Justice Peace & Human Development, "Wage Theft: A Threat to the Worker and to Economic Development". To Go Forth. https://togoforth.org/2016/03/31/wage-theft/ (consultado el 16 de agosto de 2017). Don Bosco Workers también construyó la silla usada por el papa Francisco en la misa que celebró en 2015 en Madison Square Garden. Véase también, ibid., "From Prison to Rome: The Impact of the Year of Mercy on Reentry". https://togoforth.org/2016/11/17/from-prison-to-rome/ (consultado el 16 de agosto de 2017).
27Véase Curnutte, Mark. "Former inmate helps others re-enter society". USA Today. 20 de febrero de 2015. https://www.usatoday.com/story/news/nation/2015/02/20/former-prisoner-leads-new-reentry-program/23774963/ (consultado el 16 de agosto de 2017).
28Ilva.
29Ibid.
30Ibid.

31Véase Sindicatos (cursivas en el original).
32Ibid. (cursivas en el original).
33Ibid.
34Ibid.
35Ibid.
36Ibid.
(cursivas en el original).
37Sindicatos.
38Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, C. 73, A. 2.
39Ilva.
40Véase Ilva.

Recurso

Ayuda Pastoral para el Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario

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