Crea en mi un corazon puro - version abreviada

Nota: Este artículo es parte de la serie "Corazón Puro" dela USCCB y es un recurso que acompaña a la declaración de USCCB Crea en mí un corazón puro: Una respuesta pastoral a la pornografía; una traducción en ingles de este artículo está disponible en www.usccb.org/cleanheart.


En la declaración "Crea en mí un corazón puro: Una respuesta pastoral a la pornografía", los obispos de los Estados Unidos dan una palabra de esperanza y curación a las personas que han sido dañadas por la pornografía y generan conciencia sobre su omnipresencia y sus daños. Esta versión abreviada cubre los puntos principales de la declaración. Se pueden encontrar más recursos, incluyendo el texto completo de la declaración, en www.usccb.org/cleanheart.

La belleza y vocación de la persona humana

Desde el principio de la creación, el hermoso plan de Dios para el amor humano fue inscrito en el corazón humano y en el cuerpo humano. Todos los hombres y mujeres han sido creados a imagen de Dios y están llamados a amar. Jesús revela plenamente nuestra identidad y vocación y nos muestra el camino del amor como un don de uno mismo. El cuerpo humano habla un idioma de don y de comunión y tiene una gran dignidad. Debe ser tratado con el mayor respeto. Como personas, estamos destinados a ser amados y no usados.

La virtud de la castidad nos permite tener dominio de nosotros mismos en el ámbito de la sexualidad. Se opone a la lujuria (que usa a una persona) y por el contrario fomenta el amor genuino por el otro como persona entera. Todos nosotros estamos llamados a la castidad. En el matrimonio, la castidad asume la forma de un amor fiel y fructífero e incluye la expresión sexual de ese amor. Aunque el pecado daña nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás, no tiene la última palabra. Jesús nos ha redimido y hace posible que vivamos una vida de libertad en el Espíritu Santo.

¿Por qué es mala la pornografía?

El amor sexual es un don destinado solamente al matrimonio. "La pornografía consiste en sacar de la intimidad de los protagonistas actos sexuales, reales o simulados, para exhibirlos ante terceras personas de manera deliberada" (Catecismo de la Iglesia Católica [CIC], no. 2354). Toda pornografía es inmoral y dañina, y nunca puede justificarse, incluso dentro del matrimonio. El uso y/o producción de pornografía es un pecado contra la castidad y contra la dignidad humana. Reduce el cuerpo a un estimulante erótico. Daña a los que la ven y "atenta gravemente" contra los que participan en su producción (CIC, no. 2354).

El pecado de la pornografía necesita el perdón del Señor y debe ser confesado en el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación. Su uso también suele vincularse con otros pecados, especialmente la masturbación, pero también el adulterio y el delito de trata de personas. La pornografía cosifica a las personas y trae daño y dolor. Es un sustituto ilusorio de relaciones e intimidad reales, las que al final son las que traen la verdadera alegría.

La pornografía en nuestra cultura de hoy

La pornografía es hoy una estructura de pecado.1 Aunque arraigada en los pecados personales de las personas, la pornografía es tan omnipresente en la sociedad que es difícil evitarla, y todo un desafío eliminarla. Varios factores son importantes de tener en cuenta al evaluar la presencia de la pornografía en nuestra cultura actual.

  • Víctimas: Las mujeres y hombres que aparecen en la pornografía tienen su dignidad maltratada para placer y lucro de otros. También existen el atroz delito de la pornografía infantil y las conexiones de la pornografía con la trata sexual en todo el mundo.

  • Visibilidad: Las imágenes pornográficas y sobresexualizadas están presentes en nuestra cultura como nunca antes. Es común ver este tipo de imágenes en el curso de la vida cotidiana. Mantener la pureza en este entorno es todo un desafío.

  • Aceptabilidad: La pornografía es a menudo considerada erróneamente como un pasatiempo inofensivo o incluso es promovida como buena, por ejemplo para ayudar a la intimidad marital. Muchos la describen como un comportamiento "normal", especialmente entre los hombres.

  • Tecnología: La Internet ha hecho la pornografía accesible, anónima, casi gratuita e interminablemente novedosa. Esta potente combinación continúa teniendo efectos devastadores en muchas personas.

  • Industria: La pornografía es un enorme negocio sumamente rentable. La industria es agresiva y astuta, y trata constantemente de atraer nuevos usuarios. Está poco regulada y usa la reivindicación de la "libertad de expresión" para contrarrestar acusaciones judiciales.

  • Contenido: El contenido pornográfico disponible hoy en día es cada vez más grosero, violento y degradante. Comunica el mensaje de que el sexo está desprovisto de amor y relación, e incluso que la violencia sexual es aceptable.

Todo el mundo es vulnerable a la pornografía. Mucha gente buena lucha con este hábito, incluyendo fieles católicos, personas casadas y solteras, padres y madres, etcétera.

Usuarios y efectos: Una mirada más cercana

Los hombres son particularmente susceptibles a la pornografía porque sus cerebros son fuertemente atraídos por las imágenes sexuales. Pero la pornografía no es sólo un asunto de hombres. Un número cada vez mayor de mujeres usan pornografía. Hombres y mujeres podrían ver pornografía para calmar heridas emocionales o por "recreación". Las mujeres usuarias a menudo buscan un sentido de conexión o romance, y pueden sentirse aisladas en sus luchas.

Alguien puede empezar viendo pornografía ocasionalmente, pero más tarde puede convertirse en un espectador compulsivo o adicto. Como el uso de pornografía, por lo general combinado con masturbación, afecta directamente el cerebro, puede ser un hábito sumamente difícil de romper. Una persona adicta a la pornografía puede correr riesgos para verla y seguir con su comportamiento a pesar de consecuencias adversas.

Por desgracia, la primera exposición a la pornografía suele ocurrir a muy joven edad. Los niños pueden encontrar imágenes y videos en línea por accidente, o pueden toparse con el "escondite" de un familiar. Muchos jóvenes también producen su propia pornografía en forma de fotografías y videos sexuales compartidos con sus compañeros. Estar expuestos a la pornografía puede ser traumático para los niños y jóvenes. Les da una imagen distorsionada de la sexualidad, las personas y las relaciones, lo cual puede después afectar su comportamiento. Trágicamente, algunos niños se ven obligados a participar en pornografía infantil, que es un delito.

Los padres de hoy enfrentan crecientes desafíos a la hora de proteger la inocencia de sus hijos, y muchos se sienten mal preparados para supervisar los dispositivos que usan sus hijos. El uso de pornografía dentro del hogar tiene efectos negativos en la vida de una familia. Puede, por ejemplo, socavar la credibilidad del padre y otros modelos a seguir que usan pornografía, y si el sostén de la familia comienza a obsesionarse con la pornografía, de ello pueden derivarse problemas financieros.

El uso de pornografía dentro del matrimonio daña la confianza e intimidad de los cónyuges, tanto por el comportamiento en sí mismo como por el engaño que supone ocultarlo. Su uso puede conducir a relaciones extramaritales, peticiones de comportamiento sexual degradante, e incluso el divorcio. Disminuye la satisfacción sexual de los cónyuges y su interés en el sexo marital. En el caso de los solteros, ver pornografía puede hacer más difícil mantener una relación de donación de mutua confianza. Sin lugar a dudas, la pornografía alimenta la cultura del sexo casual y, para empezar, desalienta a los adultos jóvenes de emprender el trabajo de entablar relaciones.

Misericordia y curación en Cristo y a través de la Iglesia

La Iglesia está llamada a ser un "hospital de campaña" para los heridos del mundo.2 Ninguna herida está fuera del alcance de la gracia redentora de Cristo. ¡Cristo es nuestra esperanza! La Iglesia proclama la verdad sobre el amor, la sexualidad y la dignidad de cada persona, y busca brindar la misericordia y curación del Señor a los que han sido dañados por la pornografía.

A los explotados por la industria de la pornografía, ¡ustedes son amados y queridos por Dios! La forma en que han sido tratados es deplorable, y trabajaremos por justicia para todos los hombres, mujeres y niños esclavizados. Vengan al Señor y dejen que los cure.

A los culpables de explotar a otros a través de la producción de pornografía, el Señor en su justicia y misericordia está llamándolos al arrepentimiento. Ningún pecado es demasiado grande para no perdonarlo, pero los exhortamos a arrepentirse, reparar los daños que han causado, y entregarse a las autoridades civiles si han estado dedicados a explotación criminal.

A los hombres y mujeres que usan pornografía, no teman acercarse al altar de la misericordia y pedir perdón. Dios está esperando reunirse con alegría con los que se arrepienten. Consejería, dirección espiritual y grupos de rendición de cuentas pueden ayudarlos a alcanzar la libertad. El software de filtrado puede ayudarlos a evitar acercarse a ocasiones de pecado. Cultivar la castidad requiere trabajo y es una elección diaria. Si caen, busquen el perdón del Señor en el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación.

A los que han sido heridos por el uso de pornografía de su cónyuge, ustedes no son culpables de que su cónyuge eligiera ver pornografía. Es posible que se sientan traicionados y engañados, y pueden haber enfrentado abuso. Si están en peligro, busquen seguridad. Encuentren consuelo en la oración y busquen un director o consejero espiritual de confianza en su esfuerzo por manejar emociones fuertes. Si su cónyuge desea cambiar, ustedes pueden ser una gran ayuda para él o ella. Establezcan límites claros y cuiden de su propia salud.

A todos los padres, ustedes son los tutores de sus hijos y deben ser sus modelos de amor casto. Es su responsabilidad enseñar a sus hijos el verdadero significado de la sexualidad y protegerlos de la pornografía. Estén alertas frente a la tecnología que dejan entrar a su hogar. Fomenten la apertura y la confianza con sus hijos para que puedan hablar con ustedes sobre las imágenes que hayan visto.

A todos los que trabajan con niños y jóvenes, los padres les han dado la responsabilidad de proteger a sus hijos. Ustedes pueden tener una gran influencia en los niños confiados a su cuidado. Creen un entorno adecuado para el aprendizaje de la castidad y estén alertas frente al acceso tecnológico

A los jóvenes, Cristo los llama a ser testigos fuertes y valientes de la castidad y la esperanza. Sean un ejemplo para sus amigos de la libertad y la alegría que provienen de vivir una vida casta. Rechacen la presión de tratar el sexo como recreativo o de cosificar su cuerpo o el de otra persona. Si han usado pornografía, busquen el perdón del Señor y pidan ayuda a sus padres o un adulto de confianza.

A los pastores y otros miembros del clero, somos testigos de la alegría y libertad de la castidad. Llamemos a los fieles al Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación y asegurémonos de que esté disponible. También nosotros debemos acercarnos a la fuente de la misericordia si pecamos en este ámbito. Prediquemos sobre la castidad y protejamos a los niños de la pornografía.

A todas las personas de buena voluntad, la Iglesia está agradecida con todos los que trabajan para reconocer la naturaleza dañina de la pornografía y construir una cultura en que la castidad y el amor auténtico sean estimados y apoyados.

No están solos

Muchas personas buenas luchan con el pecado de la pornografía y se esfuerzan por cultivar la castidad. Ustedes no están solos. Jesús está con ustedes, y la Iglesia les ofrece amor y apoyo. Confíen en la misericordia del Señor y su poder para liberarlos y curarlos. Para más recursos y ayuda, visiten www.usccb.org/cleanheart.

ORACIÓN

Por tu inmensa compasión y misericordia,
Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.

Lávame bien de todos mis delitos,
y purifícame de mis pecados.

Puesto que reconozco mis culpas,
tengo siempre presentes mis pecados.

Contra ti sólo pequé, Señor
haciendo lo que a tus ojos era malo.

Es justa tu sentencia
y eres justo, Señor, al castigarme.

Nací en la iniquidad,
y pecador me concibió mi madre.

Enséñame, Señor,
la rectitud de corazón que quieres.

Lávame tú, Señor, y purifícame,
y quedaré más blanco que la nieve.

Haz que sienta otra vez júbilo y gozo
y se alegren los huesos quebrantados.

Aleja de tu vista mis maldades
y olvídate de todos mis pecados

Crea en mí, Señor, un corazón puro,
un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.

(Sal 50:3-12)

Notas

  1. Véase Catecismo de la Iglesia Católica (segunda edición) (Washington, DC: Libreria Editrice Vaticana [LEV]-United States Conference of Catholic Bishops [USCCB], 2001), no. 1869; Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et Spes (7 de diciembre de 1965), no. 25, y Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, no. 119.

  2. Véase Entrevista concedida por el papa Francisco al padre Antonio Spadaro, SJ, 19 de agosto de 2013.

 

El documento Crea en mí un corazón puro: Una respuesta pastoral a la pornografía, versión abreviada fue desarrollado como recurso y aprobado por el Obispo Richard J. Malone, presidente del Comité sobre Laicado, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB). Su publicación ha sido autorizada por el abajo firmante.

Mons. J. Brian Bransfield
Secretario general, USCCB

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Lecciona­rios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2011. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados.

Las citas del Catecismo de la Iglesia Católica, segunda edición, © 2001, Libreria Editrice Vaticana–United States Conference of Catholic Bishops, Washington, DC. Utilizadas con permiso. Todos los derechos reservados.

Copyright © 2016, United States Conference of Catholic Bishops, Washington, DC. Todos los derechos reservados.

Para ver la declaración completa de la USCCB sobre la pornografía, Crea en mí un corazón puro, y recursos adicionales, visite www.usccb.org/cleanheart.